El agradecimiento es infinto, guardado en la piel, ser testigo del aparecer de otros, de esa dosis de coraje para que la trasformación suceda y sucedió.
Entre intensivos y encuentros semanas, fuimos dedicandonos a mirar sin juicios nuestros patrones, nuestras respuestas, a validar nuestros recorridos, a abrir nuevas puertas.
Las puertas de lo somático fueron nuestro norte, cómo encontrar ese lugar ventral de nuestro sistema nervioso que habilita la conexión, la bajada del alerta, el sentirnos suficientes, tolerar lo que no ha llegado todavía y saborear la vida y la tarea que nos convoca como va sucediendo.
Le dedicamos tiempo y danza a nuestros apegos, los identificamos ( también sin juicio)algunas encontrándonos en el apego ansioso, evitativo y construyendo juntas apego más seguros.
Danzamos nuestras armaduras y los personajes internos que a veces arman batallas, nos reímos, lloramos y en el compartir honesto, sincero pudimos habitar lo que somos, vulnerablemente fortalecidas. Danzar lo propio y la aceptación de ello son el mejor antídoto para transformar la competencia en cooperación y con una consciente decisión anclarnos ahí.
Y finalmente nos adentramos a la dimensión espiritual, a ese llamado íntimo y personal que se enlaza a aquello más grande que nosotros mismos, el rol como llamado y propósito.
También le dimos cuerpo y danza. La integridad, la compasión, el respeto, lo recíproco, lo que no entendemos, el agradecimiento.
La elección de entender la vida como caos o misterio, en esa danza de lo mundano y lo sagrado. La espiritualidad como sostén, como apoyo mientras acompañamos, tanto la propia y como la de otros, sumar todo lo que suma.
Cerramos así la quinta edición de este programa que rueda desde el 2015, cada vez una nueva capa, cada vez más convencidas que el movimiento a consciencia es una herramienta certera para afinarnos.
Gracias Paula Jansen por enseñarme a descansar en tu presencia, por sentir tu sostén y a cada una de las valiosas mujeres que tienen tanto por contagiar al mundo!
Las propuestas terminan y los afectos siguen entretejiendo camino, hasta la próxima danza