“Estuve en Buenos Aires (Argentina) celebrando mi cumpleaños y regresaba a Houston, Texas, donde vivo hace 18 meses. El workshop en Perú era una parada perfecta. Hace 6 años que enseño en ese querido país y ahora siendo maestra de Open Floor, estaba feliz de volver y compartir esta práctica de danza consciente.

Amo Perú, su gente, su comida y su danza. Y de repente la vida, mi vida, se cruzo en el camino como solo ella sabe hacerlo. El último día del workshop, amanecí con una profunda tristeza, sentia el corazón partido y mi estómago dando vueltas.

Esto decididamente no estaba en la agenda!

Fue uno de esos momentos donde nuestra vida personal y profesional se cruzan. Y la pregunta en ese límite, ¿debo cancelar?

Permanecí conmigo, me tome tiempo para explorar las sensaciones en mi cuerpo. Senti sostén y soporte en mi espalda. Volví a enraizarme, me fui calmando y saliendo de mi zona de confort, decidi confiar. Confiar en que ya me sentía suficientemente bien y confiar también en que el proceso del grupo en si mismo se sostendría a lo largo del día. Fue una alegría profunda apostar a este desafío. Tan pronto como llegué al lugar y empezó la entrada en calor, comencé a sentirme mejor. El tema del workshop era “Creer para Crearnos”. Invitamos a nuestras creencias al espacio de la danza y exploramos cómo ellas nos mueven o nos limitan.
Comenzamos abriendo nuestra atención con elásticos para sentir la expansión y la contracción de nuestros cuerpos, y notar el paralelo con nuestras creencias. Así como en el cuerpo, asi como en nuestra mente.

Me acompañó en esta ocasión Lourdes Carlín, directora de Alma Gitana, Escuela de flamenco. Ella compartió algunos ejercicios para inspirarnos en el poder de la conexión, pasión y dolor a través de nuestros cuerpos. Usando todas estas herramientas, practicamos la habilidad de estar presentes en nosotros mismos, en nuestros cuerpos, especialmente en el medio de los cambios.

A medida que el día avanzaba, me sentí muy conmovida por el poder de sentirme vulnerable, de tratarme con menor dureza como suelo hacer en ocasiones similares. Decidí mover e incluir todo lo que estaba sucediendo en cada momento del aprendizaje. Esto abrió un espacio de vulnerabilidad en el grupo que lo cambió todo. Y tuve un profundo sentimiento de que nunca más estaré sola.