Danzamos a la gorra

Diciembre | Fitz Roy 2238 – Palermo – CABA

Te invitamos a simplemente entregarnos a la danza, a darnos espacio y tiempo para compartir lo que a nuestros cuerpos les encanta, moverse!.
No hace falta experiencia previa, solo las ganas de sumarte y compartir un domingo diferente.
Danzamos a la gorra

Testimonios

La danza dormida se había despertado. En círculos caóticamente ordenados danzaban, juntas, a través de campos mecidos por la brisa, en selvas de vegetación anudada o en cielos oscuros reflejados en hilos de lava.
Los brazos ardientes como flechas señalando el deseo.
Luchando por traer hacia sí mismas aquello que anhelan.
Brazos como alas, moviéndose hacia el cielo invocando lo amado, despidiendo el dolor, desatándose a sí mismas.
Para volar el deseo, para tejer sus sueños, para estallar en el rojo, para desarmar ataduras.
Para danzar su propia danza. Libres.

Ale Feijó

Con agradecimiento y ternura por haber vivido esta experiencia que me permite aceptar mi fragilidad y danzar entre mi afinación y desafinación, la melodía de mi humanidad.
Una propuesta de enorme honestidad conducida por Marisu donde ella es la tejedora de esa red que nos sostiene y protege cuando nos aventuramos a transitar terrenos de vulnerabilidad.
Es como practicar el arte del trapecio tomando el riesgo desde la confianza, la presición, el pulso, la intuición para estar con el otro y recibirlo cuidándolo y cuidándonos con audacia y entrega compartidas.
Un permiso para danzar entre nuestra individualidad y la totalidad, entre nuestros ajustes y desajustes, nuestra sabiduría y nuestras dudas, nuestro magistral paso de danza y el temido tropezón… encontrando nuestra melodía de vida, haciéndonos mejor compañía para otros y para nosotras mismas.
Gracias, maestra y amiga por este aporte tan valioso, creativo y gentil.

Sarah Talleri

Hermosa experiencia de auténtico crecimiento: ese que viene de adentro. a través de distintas propuestas nos llevó a descubrir aquello que está en nosotros y que necesitamos para llegar a otros seres con la ayuda que requieran y verdadera presencia. Intensos días de trabajo con el cuerpo, como reflejo y expresión del alma, nos permitieron adentrarnos en una hermosa experiencia con nosotros mismos, con nuestra intimidad y a la vez experimentar nuestra apertura hacia otros.
Sentí en todo momento la presencia incondicional de Marisu quien nos dio sin dudas lo mejor de sí, sin guardarse nada.
¡Gracias a todos desde el alma!
Con muchas ganas y compromiso cada día, hasta el próximo encuentro.

M. Fernanda Rodriguez

Tomé coraje y me animé a danzar mi propia trama. No sin tener que lidiar con miedos y juicios: “a esta edad te vas a poner a bailar” “vas a hacer el ridículo” “no es para vos”.
Nada de toda esa narrativa me detuvo y decidí regalarme una tarde de danza. No cualquier danza, una danza consciente, habitada, presente.
Y mientras bailaba, cada parte de mi ser se fue despertando. Un despertar junto a otros, otros que al igual que yo también danzaban su trama. Una tribu danzando al compás de su propia naturaleza, de su propio ritmo. Y cada respiración, cada latido, se fue entretejiendo con el sonido de los tambores hasta confundirse con una misma danza, la danza de la humanidad compartida.
Pausa para moverse con lo propio de cada uno. Pausar para escuchar el verdadero sonido del alma. Y fui a la danza: fui niña, fui africana, fui águila que atraviesa el vacío con su vuelo. Fui libre.
Pero ante todo fui parte de la trama de otros y ellos de la mía, y así juntos danzamos la danza de todos.
Hoy me animé a abrir una puerta, otro espacio. Hay mucho por explorar, mucho por descubrir.
Gracias a mis compañeros de baile por la entrega y el compromiso.
¡Gracias Marisu Rimoldi por hacerlo posible!

Paula Jansen