“Llevarse por la vida de un modo “afinado” nos requiere presencia, dedicación, algo de humor y altas dosis de gentileza. Especialmente en aquellos momentos de cambios y transiciones, donde habitualmente nos sentimos más vulnerables. O sean en los tiempos que corren, prácticamente todo el tiempo.”

Nuestros cuerpos estan cansados, hay una carrera con un ritmo intenso  que nos empuja hacia afuera, a múltiples interacciones casi de modo permanente y perder nuestro centro es más frecuente de lo que nos gustaría que nos suceda.  

¿ Cómo nos acompañamos en esta danza con nosotros mismos mientras todo va rodando?

¿ Cómo la gentileza puede volvernos a casa, a ese punto de refugio donde renovar las fuerzas, y sentir que no hay nada que arreglar en nosotros por un momento?.

A través del movimiento consciente, la danza y el compartir, la gentileza más que un concepto abstracto se volverá una llave con profundo anclaje en nuestro cuerpo de la mano de nuestras emociones y pensamientos. Y así seguir ejercitando el músculo de la aceptación hacia nosotros mismos. Nada seguramente que no sepamos, solo que recordarlo juntos tiene una impronta que lo hace más posible.