Somos en relación, en relación a como nos percibimos en el cuerpo permanentemente, a nuestras emociones, las que expresamos y las que nos atraviesan por dentro, a nuestros pensamientos, aquellos que nos habilitan y los que nos limitan, a esa perspectiva desde donde nos paramos a ver la vida en su totalidad.

Somos en relación al lugar que habitamos, al espacio que percibimos, a las personas con las que interactuamos, cerca, lejos, conocidas y no tanto, y solo esto para entrar en tema.

Así como Paul Watzlawick experto en comunicación, señala que “es imposible no comunicarse”, porque aún el silencio, el no estar, es comunicación, podríamos tomar prestada esta cita para decir que es imposible no pensarnos en relación.

Este fin de semana fui parte de un workshop online conducido por Sarah Davies, Co-fundadora de Open Floor: “Danza tu arte” y la tarea que nos planteo de un día para otro fue plasmar de alguna manera nuestra relación con la creatividad.

¿Vivir creativamente es para todos?

¿Es un don de los artistas?  

¿De qué se trata para cada uno esta relación?

Sabemos que uno de los desafíos más grandes, es desafiar ( y vale la pena repetir) el arte de la repetición tan necesario para dar espacio al arte de lo novedoso; esperarnos, recordarnos el pulso de la gestación, que no vamos mal, que simplemente estamos en proceso. Tiempos de cocina mágica, mezcla de especies, olores, tiempos de cocción, recetas de otros y elaboración y toque propio.

Mi primera reacción y supongo que la de tantos, es que definirnos como personas  creativas nos queda grande y sin embargo lo somos. Creamos nuestra versión, nuestro propio guión, a veces con más conciencia de ser los protagonistas, a veces pendulando a perdernos en guiones ajenos, parte del arte de afinarnos y desafinarnos en nuestra búsqueda,  cada retorno una oportunidad.

Simplemente  es imposible

no ser creativos….

Somos también en relación a nuestro testigo interno, esa parte de nosotros que nos va observando, a veces con critica, otras con  neutralidad, y en el mejor de los casos con gentileza y aprobación.

Ayer fue interesante descubrirme, tan liviana frente a la tarea, estaba lista para armar mi collage, porque arranque diciéndome que no soy buena dibujando!.  Y apareció la tendencia a definirnos por lo que no somos buenos y acá hago un alto y si quieren me acompañan con un lápiz y un papel.  Hagamos juntos una lista de las cosas en las que sí somos buenos creadores.  Permítanse expandir los bordes de lo que habitualmente decimos sobre nosotros mismos, puede ser desde pequeños detalles a grandes despliegues,  romper el patrón de empezar por lo que no nos sale, ya es un acto creativo!

Compartamos al dejar de escribir una pausa, chequeemos si hay tensión en el cuerpo que acompañe esta líneas, releamos la lista, probablemente notemos nuestras pinceladas artísticas, cómo se siente en el cuerpo el eco de esta lectura?

Y por qué la danza es también un acto creativo? Porque la danza nos entrena para la creatividad, sucede en tiempo y espacio, coordenadas silenciosas y estructurales que contienen, enmarcan, permiten y gestan cada acto creativo.

Somos creando en nuestros cuerpos, desde ellos y con ellos. Suena tan obvio pero a veces limitamos la creatividad a la mente, cuando,  contar con la riqueza de información que surge al movernos, es el arte de vivir en clave de cuerpo.