* Cómo sumarse?
Bajas la aplicación de zoom preferentemente a una computadora, en el celular funciona, pero a veces no todas las funciones.
Con ese link entras directamente al ” salón”.

https://zoom.us/j/8133097218

*ES IMPORTANTE MANTENER EL MICRÓFONO CERRADO cuando te sumes

( silenciado o mute) durante la reunión.

* Te esperamos a partir de las 18.45 para contarte algunas cosas que vamos a usar de zoom.

* A LAS 19.15, SE CIERRA EL SALÓN, para cuidarnos mejor.

* Qué va a suceder en el tiempo que compartiremos?

– Habra un tiempo para recibirnos y ABRIR LA ATENCIÓN hacia nuestro cuerpo, nuestras sensaciones y la red que seremos.

– ENTRAREMOS en tema con alguna consigna y recurso para nutrir nuestra danza, en la que no hay un modelo a seguir. Simplemente invitar la escucha, la atención y la confianza de que nuestros cuerpos que saben moverse, bajar el alerta y alojar lo que vaya siendo, con profunda gentileza!.

– Habrá un tiempo para EXPLORAR y “cocinar” tu danza como la sientas.

– Compartiremos un momento de cierre.

* Es importante la conciencia del ciclo de movimiento, para cuidar el cuerpo, para sentirnos perteneciendo, para saber que lo de cada uno suma.

* La danza es gratuita y se repetirá domingo a domingo hasta nuevo aviso.

* No se requiere inscripción previa

Inscripción

No se necesita inscripción previa.

Si queres me podes dejar tu mail para recibir información.

Testimonios

La danza dormida se había despertado. En círculos caóticamente ordenados danzaban, juntas, a través de campos mecidos por la brisa, en selvas de vegetación anudada o en cielos oscuros reflejados en hilos de lava.
Los brazos ardientes como flechas señalando el deseo.
Luchando por traer hacia sí mismas aquello que anhelan.
Brazos como alas, moviéndose hacia el cielo invocando lo amado, despidiendo el dolor, desatándose a sí mismas.
Para volar el deseo, para tejer sus sueños, para estallar en el rojo, para desarmar ataduras.
Para danzar su propia danza. Libres.

Ale Feijó

Con agradecimiento y ternura por haber vivido esta experiencia que me permite aceptar mi fragilidad y danzar entre mi afinación y desafinación, la melodía de mi humanidad.
Una propuesta de enorme honestidad conducida por Marisu donde ella es la tejedora de esa red que nos sostiene y protege cuando nos aventuramos a transitar terrenos de vulnerabilidad.
Es como practicar el arte del trapecio tomando el riesgo desde la confianza, la presición, el pulso, la intuición para estar con el otro y recibirlo cuidándolo y cuidándonos con audacia y entrega compartidas.
Un permiso para danzar entre nuestra individualidad y la totalidad, entre nuestros ajustes y desajustes, nuestra sabiduría y nuestras dudas, nuestro magistral paso de danza y el temido tropezón… encontrando nuestra melodía de vida, haciéndonos mejor compañía para otros y para nosotras mismas.
Gracias, maestra y amiga por este aporte tan valioso, creativo y gentil.

Sarah Talleri

Hermosa experiencia de auténtico crecimiento: ese que viene de adentro. a través de distintas propuestas nos llevó a descubrir aquello que está en nosotros y que necesitamos para llegar a otros seres con la ayuda que requieran y verdadera presencia. Intensos días de trabajo con el cuerpo, como reflejo y expresión del alma, nos permitieron adentrarnos en una hermosa experiencia con nosotros mismos, con nuestra intimidad y a la vez experimentar nuestra apertura hacia otros.
Sentí en todo momento la presencia incondicional de Marisu quien nos dio sin dudas lo mejor de sí, sin guardarse nada.
¡Gracias a todos desde el alma!
Con muchas ganas y compromiso cada día, hasta el próximo encuentro.

M. Fernanda Rodriguez

Tomé coraje y me animé a danzar mi propia trama. No sin tener que lidiar con miedos y juicios: “a esta edad te vas a poner a bailar” “vas a hacer el ridículo” “no es para vos”.
Nada de toda esa narrativa me detuvo y decidí regalarme una tarde de danza. No cualquier danza, una danza consciente, habitada, presente.
Y mientras bailaba, cada parte de mi ser se fue despertando. Un despertar junto a otros, otros que al igual que yo también danzaban su trama. Una tribu danzando al compás de su propia naturaleza, de su propio ritmo. Y cada respiración, cada latido, se fue entretejiendo con el sonido de los tambores hasta confundirse con una misma danza, la danza de la humanidad compartida.
Pausa para moverse con lo propio de cada uno. Pausar para escuchar el verdadero sonido del alma. Y fui a la danza: fui niña, fui africana, fui águila que atraviesa el vacío con su vuelo. Fui libre.
Pero ante todo fui parte de la trama de otros y ellos de la mía, y así juntos danzamos la danza de todos.
Hoy me animé a abrir una puerta, otro espacio. Hay mucho por explorar, mucho por descubrir.
Gracias a mis compañeros de baile por la entrega y el compromiso.
¡Gracias Marisu Rimoldi por hacerlo posible!

Paula Jansen